Buenos Aires, noviembre de 2022 – Frases como «Los y las jóvenes no quieren estudiar», o «Se perdió la cultura del trabajo» son comunes de encontrar cuando se habla del vínculo de la juventud con la educación y el trabajo.
En este marco, Mariela Reiman, Directora de Chicos.net, asociación que impulsa el uso seguro, responsable y significativo de las Tecnología de la Información y Comunicación (TIC), propiciando el pleno ejercicio de derechos por parte de los niños, niñas y adolescentes en entornos digitales, enuncia algunas respuestas a la ya clásica pregunta: ¿cómo entiende la juventud el mundo laboral y cómo lo vive?
Junto a participantes del programa de formación laboral de Chicos.net, Reiman reflexiona sobre cómo aportar a este debate en clave de inclusión.
En relación a la formación y virtualidad como oportunidad, afirman que «no es novedad que la pandemia jerarquizó la discusión sobre el lugar de las tecnologías y del mundo digital en distintos espacios, especialmente el educativo y el laboral. La reconversión de nuestras prácticas cotidianas contribuyó a centralizar el debate sobre las desigualdades en el acceso, usos y apropiaciones de las TIC. Quienes contaban con dispositivos de tecnología básica y hasta con poca conexión, pudieron acceder a nuevas oportunidades formativas, gracias a la articulación de propuestas de educación a distancia y herramientas digitales».
La virtualidad y la formación laboral permitieron nuevas aspiraciones sobre la inserción laboral, una preocupación central en sus vidas que requería de espacios que posibiliten tramitarla. En palabras de un joven: «Desde que llegó la pandemia, para mí cambió todo, empecé la universidad on-line y se me abrieron un montón de puertas, para los que somos del interior, es complicada la distancia.»
Por otra parte, el crecimiento del mundo digital se manifiesta como oportunidad. El Marketing digital, las redes sociales, y la programación son reconocidos por los y las jóvenes reconocen como un «nuevo» sector laboral.
Sin embargo, para insertarse en estos empleos se requiere formación muy específica que es necesario, como nos planteó un joven, «pescar». Con esa idea, se remarca la desigual distribución del conocimiento y las oportunidades, y la necesaria formación en habilidades digitales. Frente a este contexto, los y las jóvenes creen necesario ampliar los dispositivos de aprendizaje tanto para seguir formándose como para sentirse seguros al momento de buscar trabajo en estos campos.
En este marco, es clave buscar propuestas en clave de inclusión. Lo laboral y las herramientas necesarias dialogan, según los y las jóvenes, con la desigualdad educativa y, en el caso de las mujeres, en las tareas de cuidado.
A pesar de estas críticas, los y las jóvenes consideran que el trabajo y la educación generan autonomía y mecanismos de movilidad social. Sin embargo, problematizan las inseguridades y las dificultades en acceder a empleos con mayores niveles de autonomía. Por lo cual, se preguntan: ¿cómo hago para insertarme en un mercado de trabajo cada vez más desigual?
Es muy difícil afirmar que la juventud no piensa a futuro, que no considera la educación y el trabajo como aspectos centrales de su vida. La problemática entonces está en encontrar cómo acompañar y trastocar lo cotidiano, especialmente la desigualdad.
«En ese sentido, sus experiencias dan pistas sobre dónde y cómo intervenir: acceso a herramientas y tecnologías digitales, igualdad de oportunidades formativas, articulaciones entre propuestas y niveles educativos, dispositivos de apoyo a las inserciones laborales», concluye la especialista.