Hay muchas iniciativas en el país y es sin dudas, una opción ventajosa desde el punto ecológico. El ejemplo de la Quebrada de Humahuaca es un contundente ejemplo.
El territorio argentino presenta en toda su extensión una gran cantidad de entornos paleontológicos y arqueológicos ricos en fósiles, huellas, ruinas y arte rupestre.
Nuestro suelo es testigo de formaciones geológicas que contienen fósiles de un amplio rango de antepasados de mamíferos, dinosaurios y plantas que revelan la evolución de los vertebrados y la naturaleza en el Período Triásico únicos en el mundo.
Los primeros pobladores también han dejado sus testimonios en las pinturas rupestres de las distintas etnias que habitaron nuestro país antes de la conquista hispánica.
Un sinnúmero de antiguas construcciones en piedra y emplazamientos urbanos prehispánicos que revelan sus costumbres, creencias y culturas. El turismo arqueológico es una propuesta para acompañar sus vacaciones que le permitirá conocer más sobre nuestros orígenes.
Sin embargo, una propuesta de turismo cultural que no tenga, al menos parcialmente, a la investigación científica como sustento resulta poco menos que inviable (al menos a mediano y largo plazo) además de ser contraproducente desde las perspectivas social, económica, ecológica y cultural.
El turismo arqueológico en Argentina no sólo es posible sino que también constituye, en muchas regiones, una necesidad y la mejor opción para el desarrollo social. Pero es claramente distinto al turismo que se puede presentar en, por ejemplo, Mar del Plata o las Cataratas del Iguazú. El turismo arqueológico requiere de una puesta en valor previa.
En Argentina entre los sitios arqueológicos habilitados y preparados para recibir turistas se destacan: La Puna, la Quebrada de Humahuaca, Tilcara, los Valles Calchaquíes, las Ruinas de Santa Rosa de Tastil en Salta, Ruinas de los Quilmes en Tucumán, el Parque Provincial Los Menhires de Tafí del Valle, Pucará del Aconquija y Shincal de Londres en Catamarca, el Parque Cerro Colorado en Córdoba, el Parque Ischihualasto de Talampaya, el Parque Nacional Sierras de las Quijadas en San Luis, el Parque Nacional de Lihué Calel en La Pampa, la estepa de los Dinosaurios en Neuquén, el Cerro Bandera en Río Negro, la Cueva de las Manos en Santa Cruz y el Canal de Beagle y sur de la Isla Grande en Tierra del Fuego.
Fuente: Pulso Turístico